Finalmente, el descenso de las temperaturas, la amenaza de lluvia y el fuerte aire no hicieron que las ganas de acercarse a las Jornadas de Puertas Abiertas del Ecomuseo de Tordehumos aflojasen. Por ello, un total de 767 personas de toda la provincia  se acercaron hasta el espacio retrospectivo que el Centro de Desarrollo Rural El Sequillo regenta en la localidad.

Para comenzar, decenas de retratos nos recibían en un cálido abrazo hacia el pasado, hacía otras maneras de vivir, otras formas de soñar, pero siempre en el entorno rural de la comarca de Tierra de Campos, lo que propiciaba que visitantes y curiosos buscasen caras y escenarios conocidos en los “Retratos de una vida” que copaban el espacio central del edificio, justo, junto a los aperos de los diferentes oficios.

Conocer, palpar y sentir los saberes tradicionales, los aperos de nuestros antepasados y en definitiva, el ayer ha hecho que hoy, seamos lo que somos. Más, en esta, la XVI edición de la jornada, en la que la vestimenta de nuestros abuelos y abuelas ha jugado un papel fundamental. Ropa de bebé, ropa de ceremonia, prendas de labranza, prendas que determinaban el luto de una familia, y así, decenas de emociones, recuerdos e imágenes borrosas para muchas de las personas que por allí han pasado, sólo, gracias a varios vestidos, trajes y diferentes prendas que las personas de la zona prestaron para la ocasión.

Además, y desde hace seis años, las personas visitantes pudieron asistir a diferentes muestras de oficios, como el de jabón, el de repostería tradicional, el de bordado, punto y bolillos o el de elaboración de queso y requesón. Divinos y muy, pero que muy prácticos, gracias a la labor de las mujeres de la zona, que hicieron de maestras de los quehaceres que se pretendían mostrar, y en los que además, para deleite de todos, hubo degustación de gran parte de los ricos productos elaborados.